10 errores que no debería cometer un Community Manager

¿Trabajas como Community Manager y sientes que no llegas a todo? ¿Eres freelance y quieres iniciarte en la profesión pero no lo ves muy claro?

Como siempre, para trabajar en un ámbito es necesario prepararse a conciencia (aquí te explicábamos cómo escoger un buen curso de Social Media) y conocer muy bien cuáles son los límites del cargo que vas a desempeñar. Debes saber tanto aquello que puedes como aquello que NO puedes hacer. En este sentido, seguro que te ayudará la entrevista que realizamos a Oreste Social Media:

Es muy importante que, antes de empezar, reflexiones sobre las ventajas e inconvenientes que tiene determinada forma de trabajar.

Aquí tienes 10 errores comunes que se suelen cometer y que no deberías pasar por alto:

 

 

# 1. No saber cuántos clientes puedes abarcar

Somos limitados. Si te quieres dedicar a gestionar de forma externa cuentas de clientes y quieres hacerlo bien, es importante que te rodees de un equipo de gente capacitada y que os dividáis las tareas. Pero si estás solo, ¿crees que serías capaz de llevar las cuentas de 8 clientes con garantías? ¿Estarías respondiendo adecuadamente, con el tiempo del que dispones (supuestamente 8 horas al día), a todas las cuentas de todas las redes sociales en las que estuvieran tus clientes?

# 2. Aceptar ofertas de trabajo que no están bien definidas

Es fácil encontrar ofertas de trabajo de “Community Manager” por las que te paguen cuatro duros y además te exijan todas las funciones de un experto en marketing online, comunicación corporativa, SEO, SEM, analítica, reputación… Quieren que hagas que su empresa crezca a partir de su visibilidad en redes sociales, es decir,consiguiendo más y más fans para atraer clientes y les calcules por arte de magia qué retorno de la inversión en medios sociales cuando ellos ni siquiera son capaces de medir el retorno de sus acciones offline.

Si lees una oferta de trabajo que no está clara, descártala. Lo más probable es que si el contratante no sabe lo que contrata, te exija mucho más incluso de lo que podría exigir a un profesional con experiencia. Y si de verdad estás preparado para hacerlo y tienes experiencia, es muy probable que no valore tus capacidades ni tus verdaderas habilidades porque querrá que hagas lo que, desde un punto de vista desinformado, cree que es lo mejor para su empresa en los medios sociales: ganar a sus competidores en número de fans, por ejemplo.

# 3. No entender el nuevo paradigma

Imagínate que procedes de una agencia tradicional o que eres una agencia tradicional de comunicación que quiere “renovar sus servicios” para adaptarte a las nuevas necesidades de sus clientes. ¿Qué les vas a vender?

  • ¿Una bonita imagen de cabecera en el Timeline de Facebook y en las cuatro aplicaciones?
  • ¿Un diseño del fondo de Twitter espectacul class='list-style-old list-style-arrow'ar y la “creación de perfiles” en “todas” las redes sociales?
  • ¿”Presencia” en medios sociales? (¿Acumul class='list-style-old list-style-arrow'ación de fans o seguidores en redes sociales?)
  • ¿Cuatro comentarios diarios en las cuentas de sus clientes en redes sociales?

¿Crees que todo esto le aporta valor al cliente? No se trata de “vender imagen” (aunque la coherencia gráfica ayude, por supuesto), sino de hacer ver a los clientes que las redes sociales deben servir, de una forma u otra, para hacer negocios, en función de sus necesidades.

Fuente original: https://www.dilbert.com/strips/comic/2012-09-27/

 

Una de las preguntas que deberías plantearte es la siguiente: ¿le vendo a un cliente que no tiene ni idea lo que me pide porque ha visto que sus competidores también lo tienen o le vendo lo que sé que puede necesitar y le explico los beneficios que va a obtener?

La respuesta fácil -que oirás muchas veces- es la siguiente: “Le vendo lo que pueda porque tengo que comer”. Pan de hoy y hambre para mañana. Si todos pensamos así, nunca conduciremos a las empresas hacia el cambio, y como profesionales tenemos la responsabilidad de orientar a nuestros clientes hacia lo que sabemos que les aportará valor y resultados tangibles. Y para ello, sí, es necesario formarse a diario, aprender a diario de los mejores y salir de la zona de confort.

# 4. Aceptar el presupuesto del cliente, aunque esté muy por debajo del que tú planteas

A veces hay clientes que, cuando les parece una barbaridad el trabajo que les has planteado de forma muy razonable porque no entienden nada, te intentan regatear o te dicen: “Vamos a hacer una cosa: primero empezamos con poco y, a medida que vayamos creciendo, aumentamos el presupuesto”. Esa opción podría estar bien si planteas desde el principio una evolución en la labor que vas a realizar (aunque a lo mejor debería ser a la inversa: primero cobrar más y, a medida que el cliente se engancha y aprende, cobrar menos porque él se está implicando en su propia presencia y participación en redes). Pero si es una mera estrategia fundamentada en el desconocimiento del cliente, olvídalo porque el aumento nunca llegará. Con el tiempo entenderás que caer en esa trampa no te sale a cuenta.

Igual que en el caso de las ofertas de trabajo, si te diriges a clientes que no entienden lo que haces, no lo van a valorar, y si aceptas cualquier presupuesto corres el riesgo de perder mucho tiempo. Y recuerda que tu tiempo ES dinero.

# 5. Perder de vista los objetivos de negocio de tu cliente

Un cliente no te puede exigir una estrategia si no te dice cuáles son sus objetivos como empresa. Y no tiene sentido que tú le plantees una serie de acciones sin pensar en la situación de su negocio (sobre todo el valor que quiere aportar a sus clientes y los retos que se propone para tú poderle ayudar con ello). ¿Crees que aumentar el número de fans en Facebook o seguidores en Twitter es un objetivo razonable? ¿Qué le aportas al cliente? ¿Visibilidad? Puede ser, pero eso no debería ser lo único que le deberías aportar.

En el caso de Facebook, si sabes cómo funciona su algoritmo, te darás cuenta que crecer en fans por crecer carece de sentido. Si no mantienes a la comunidad con una estrategia clara de contenidos, dejarás de existir para esa comunidad. Y si lo que quieres es utilizar las redes sociales para realizar las campañas de siempre, entonces plantéate si el cliente está realmente preparado para interactuar con su audiencia.

# 6. No estar dispuesto a compartir

Es muy habitual oír a gente que habla de “compartir” pero que, a la hora de la verdad, se guarda toda la información e incluso todas las ideas.  Si tienes miedo de que tus competidores “te copien” la idea o sepan más que tú, lo siento, tus competidores tienen tan fácil como tú acceder a toda la información que hay en la red. Se trata de lo contrario: cuando compartes desinteresadamente es cuando el usuario ve tu valor y tienes más probabilidades de convertirte en su referente; además, la gente compartirá y te apoyará en todo lo que pueda.

Sin ir más lejos, un ejemplo de “compartir” de verdad en redes sociales, en este caso una idea de una persona que quería que la comunidad le ayudase a mejorarla:

Abrir la pregunta a la comunidad, compartirla con ella, lo único que puede hacer es que esa idea mejore, y mucho. ¿Miedo de que te copien? No te preocupes, nadie ejecutará tus ideas mejor que tú y nadie tendrá acceso a tus métricas, que son las que verdaderamente te hacen saber si tus ideas van por buen camino o no.

# 7. No nombrar tus fuentes

A fin de cuentas, nombrar las fuentes es otra forma de compartir: compartir de dónde procede tu conocimiento, tú que te has formado y que sabes mucho de una materia. ¿A quién quieres engañar cuando no enlazas hacia tus fuentes? ¿Crees que tus lectores pensarán que el conocimiento te viene por ciencia infusa? Enlaza, enlaza y enlaza. Enriquece a tus lectores y a tus seguidores con la información que encuentras en la red y te seguirán porque les aportas valor. No te guardes las fuentes pensando que así te valorarán más, que creerán que todo son ideas tuyas, aunque des la vuelta a las frases que has leído por ahí.

# 8. Copiar descaradamente

Es la forma menos elegante de no nombrar las fuentes. Y la más tonta. ¿Crees que en un momento u otro no te van a pillar? ¿No sabes que haciendo una búsqueda en Google es fácil saber si tú has sido la fuente original o no? Si copias una fuente bien optimizada, incluso el propio autor sabrá que has sido tú. Y además existe multitud de herramientas para detectar el plagio.

Hay quien copia de forma sutil y lo que hace es traducir las fuentes con un estilo libre, de modo que sí es difícil detectar el plagio. Pero, igual que antes, tarde o temprano se acaba descubriendo.

Otros traducen o adaptan un post a su idioma y lo que hacen es enlazar hacia la página principal de la fuente de donde lo han tomado, pero no hacia el enlace original, que es lo que realmente resultaría útil al lector porque lo acercaría al conocimiento del autor original, que seguramente es quien mejor habrá reflexionado sobre esas cuestiones.

Evita todas estas tácticas. No copies contenidos de terceros. Dales forma con tu experiencia y cita todo lo que puedas.

# 9. No saber gestionarte el tiempo ni la información

Es una vorágine. El exceso de información que recibes por todas partes no te deja ni siquiera respirar. Y al final los resultados son mucho peores porque precisamente no te has sentado a pensar cómo organizarte antes de saltar a la red. Atiende a tus métricas porque ellas son las te van a indicar cómo está calando tu trabajo en las redes sociales.

Una forma muy sencilla es mediante calendarios. En este enlace te podrás descargar tanto un Calendario Editorial de Social Media (aquí se explica cómo elaborarlo) como una Agenda de Gestión del Tiempo por Bloques Temáticos Flexibles (aquí tienes la explicación de cómo organizar tu agenda del Community Manager).

# 10. No plantearte qué es el Social Media ROI ni cómo calcularlo

Seguro que los clientes lo que esperan de tu trabajo son resultados de negocio. Pero te han vendido que Social Media ROI (Retorno de la Inversión en Social Media) es Social Media IOR (Impacto de las Relaciones en Social Media), y por ello estás trabajando la relación con tus clientes sin tener en mente un objetivo tangible ni cuantificable en dinero.

En efecto, medir el Social Media ROI no es tarea fácil, pero es crucial si quieres realizar un buen trabajo en medios sociales.

Si sigues este blog habrás observado que Francisco Marco-Serrano está ofreciendo, en una serie continuada de post, las claves para calcular el Social Media ROI. Empieza por este post sobre cómo medir y calcular el Social Media ROI y sigue navegando porque encontrarás recursos de mucha utilidad que te permitirán justificar económicamente buena parte de tus acciones en medios sociales.

¿Te sientes identificado con alguno de estos puntos? ¿Añadirías alguno más? Puedes dejar tu opinión en los comentarios de más abajo.

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Beatriz Aguilar

Cofundadora y COO de Socialancer.com


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